La Cultura y el Futuro Urbano
En el marco de la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III) se presentó el informe mundial sobre la cultura para el desarrollo urbano sostenible. La ciudad de Quito fue la sede de esta cita que se llevó a cabo del 17 al 20 de octubre, donde se aprovechó este marco para celebrar algunos eventos conmemorativos en la capital ecuatoriana, patrimonio cultural de la humanidad. La presencia de un nutrido grupo de distintas delegaciones evidenció una preocupación mundial, capaz de movilizar acciones en favor de la vida.
La agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible elaborada el año pasado, levanto 17 objetivos en los cuales se incorpora en su objetivo 11 el interés en alcanzar espacios de convivencia seguros, amigables y sostenibles. Las ciudades son el motor de este desarrollo, brindando experiencias y aprendizajes que de forma continua están proporcionando recursos para enfrentar los desafíos urbanos. Una dinámica que se enriquece diariamente por la cultura, eje central de convivencia, donde las tradiciones viven del pasado y se enriquecen de la construcción presente, mostrando una capacidad adaptativa indispensable.
Las ciudades son desafiantes, por esa gran interconexión que en sus diferentes espacios se producen, generando formas tan diversas de relacionarse, donde cada una de ellas va construyendo su propia identidad. Dejarse sentir, ganar un lugar, es la premisa de muchos grupos, que buscan sobrevivir en una realidad cada vez más compleja, en la cual, conocerla es determinante para transitar e influenciar a los que diariamente se mueven en ella.
La cultura imprime a la ciudad de una identidad incuestionable, proporcionándole aquellas marcas que la tornan atractivas, inconfundibles para quienes la abrazaron como su hábitat o llegan para conocerla. Los desafíos de la vida urbana estarán siempre planteando interrogantes, cuestionando los marcos que han servido de referencia para una convivencia, pretendiendo alcanzar una hegemonía que dé como resultado una cultura global. La capacidad de resiliencia de las ciudades es fundamental, preservando aquellos elementos que la hacen única e irrepetible.
La propuesta de la UNESCO es fundamental para que las ciudades no terminen siendo espacios arquitectónicos, construcciones de hormigón y acero, proclives a todo un deterioro y degradación. Rescatar la cultura es determinante, fundamental, la historia muestra el impacto alcanzado en el desarrollo urbano, vinculando de forma estrecha el progreso con esas marcas que distinguen a cada conglomerado humano. El trabajo deberá enfocarse en aquellos azotes que las ciudades enfrentan, donde la pobreza, violencia, inseguridad, segregación, desempleo, siguen siendo impedimentos para un desarrollo sustentable.
El patrimonio urbano es una forma de entender la riqueza que cada ciudad posee, pocos estudios se han levantado con la finalidad de distinguir e identificar estos elementos, sin embargo, la fuerza radica en la interacción entre la cultura y la vida urbana. Esta riqueza afectó el pensamiento, las formas de relacionarse, el consumo, mostrando ese poder influenciados en la vida cotidiana.
El hombre urbano responde a una simbología abstracta, donde el diálogo personal es reemplazado por la interacción tecnológica, presta a establecer un flujo donde el lenguaje directo y preciso se impone. El informe presentado en Hábitat III propone enfoques precisos, donde los centros urbanos son animados a levantar focos de atención en virtud de necesidades muy sentidas. Las ciudades centradas en las personas, las ciudades inclusivas, las sociedades pacíficas y tolerantes, las ciudades creativas en innovadoras, recrean su interacción en función del ser humano. En el ámbito del medio ambiente se precisa la necesidad de ciudades a escala humana y compactas, ciudades sostenibles, resilientes y ecológicas, espacios públicos inclusivos, protección de las identidades urbanas.
El futuro urbano es incuestionable, la mayoría de la población mundial vive en ciudades, proveyéndose un crecimiento significativo al 2030. El caso de Latinoamérica es mayor, donde la realidad urbana supera el 70% de la población de lo región, mostrando que los desafíos de una convivencia saludable, pacífica y sustentable, requerirá más que buenas intenciones. Despertar s ese fenómeno urbano, capaz de convertir a las personas en mutantes, donde su historia se pierde en medio de una marejada humana, continuará animando a quienes aman la vida y la defienden.
Parrish Jácome Hernández