AL MAL TIEMPO, EMPRENDE

A tiempos duros, emprendimiento
La clásica expresión «Al mal tiempo, buena cara» es una forma popular de encontrar aliento en medio de la dificultad, reconociendo que la adversidad no puede afectar el entusiasmo y disposición a seguir avanzando. En materia económica este adagio no se aleja de la verdad, conservar el buen espíritu, luchador, responsable, es vital para hacer frente a los tiempos difíciles.
Los pronósticos del Fondo Monetario Internacional FMI en lo relacionado al comportamiento de la economía para el año que transcurre, y para el próximo año, levanta inquietudes o preocupaciones. El vaticinio de concluir con una contracción de más de 4 puntos, pone de manifiesto el peligro inminente de una recesión, que al seguir acelerándose, termine en una depresión de dimensiones parecidas a las que enfrentamos en el año 1.999. Implementar medidas desde el sector público es determinante, procurando crear plataformas donde la inversión local se reactive de inmediato. Estimular la inversión local, afectado por la desconfianza es fundamental, estableciendo mecanismos que otorguen beneficios tributarios concretos, donde la capacidad de rotación del dinero se incremente, generando una tributación importante, no en la actividad, sino en el circulante.
Liberar carga tributaria a ciertos productos importados es prioritario, animando el emprendimiento de ciertos proyectos, impulsados por pequeños inversionistas que están en búsqueda de diversas formas de generar Ingresos sustentables. La creatividad e innovación no puede ser castigada, en las economías emergentes, deben encontrar todo el apoyo para ser motores de reactivación económica. La recesión que enfrenta el sistema, la poca oferta de nuevas plazas de trabajo, la limitada inversión extranjera, el despedido de trabajadores estables, presenta un desafío de grandes dimensiones, donde el emprendimiento se presenta como un camino viable y firme. Promoverlo desde las esferas de gobierno, abriendo líneas de crédito, capacitación práctica, acompañamiento en la fase de implementación, abrirá plazas inexistentes en la actualidad.
Potencializar la oferta de productos no tradicionales, donde la transformación se produzca en la manufactura, produce fuentes de empleo que rápidamente van a dinamizar el flujo de circulante, aprovechando capacidades, habilidades, destrezas, subutilizadas. Los proyectos que en este sentido han recibido el apoyo del gobierno, centraron su mirada en la exportación, olvidando que el mercado interno, necesita ser reactivado.
Que el llamado «mal tiempo» sea una buena excusa para emprender, levantado nuevos proyectos, iniciativas, prestos a generar un movimiento productivo que en pequeña escala vaya generando lo que se necesita, modelos replicables, capaces de provocar con pocos recursos, un movimiento constante de dinero, donde la economía se comience s dinamizar de abajo hacia arriba. Las experiencias de economías emergentes en países con grandes dificultades son una buena muestra que es posible.
Parrish Jácome Hernández